martes, diciembre 16, 2008

Venir al mundo



Hace ya diez meses que escribí mis letras más tristes.

Hoy podría escribir el negativo de aquel post, porque mi vientre no ha dejado de crecer y mi niña da patadas a mi mesa de trabajo, solidaria con su madre que mentalmente toda la vida dará coces al trabajo rutinario y al desfile de coches de la A-6.

Mi niña crece dentro de mí y conmigo.

Ya sabe el camino a casa y tararea en el coche “contigo la noche más bella”. Se ha adueñado de un poema de Rodolfo, le gustan los “Cheetos pandilla” y en sueños me visita para recorrer de mi mano bosques llenos de secretos.

Aún está llena de sabiduría. Viene de un mundo puro e inmaterial donde no existen las cestas de Navidad y la luz de las almas iluminan los árboles y los pesebres.
Ella sabe lo que aquí se cuece, y aún así acepta venir y ser mi compañera. Y yo me siento abrumada por tanta responsabilidad, porque quisiera que no olvidara, que pudiera retener esa paz. Esa luz durante toda la vida que la espera.

Ambicioso proyecto traer un alma a éste mundo. Acogerla dentro y fuera del vientre. Guiarla, acompañarla en éste viaje, no meter la pata y saber ser y estar.

Gracias mi niña por elegirme a mí.