jueves, agosto 23, 2007

El lado oscuro de la ciudad



Hay un lugar bajo tierra donde las almas se cruzan sin mirarse y conocen su camino sin tener que abrir los ojos. Se tropiezan emitiendo apenas un sonido imperceptible a modo de “perdón”, “lo siento”, “capullo”, o “que te den”, dependiendo de cada uno...

Allí, la luz del sol nunca llega. La oscuridad, dueña y señora se refugia en túneles estrechos y abovedados que apenas se iluminan cuando máquinas de hierro que trasportan almas rodantes, penetran en ellos absurdas y torpes. Las almas tristes entonces cruzan sus miradas. Parecen pedir auxilio o simplemente reconocerse en la mirada de las otras: “Yo también tengo un examen”; “Mi jefe es un imbécil”, “Estoy cansado de hacer lo mismo”.

A veces algunas almas rompen la soledad compartida con un lloroso acordeón o una nostálgica quena que recuerda otra realidad dolorosa y diferente. Hay almas que se evaden en la lectura. Leen y releen párrafos juguetones que se distraen con el pasar de estaciones expendedoras de almas. Algunas almas dan cabezadas. Otras sueñan con tierras lejanas... Pero todas tan iguales, van envueltas de un halo de tristeza que comparten y se contagian sin remedio.

Viajan por el lado más oscuro de la ciudad yendo y viniendo sonámbulas, nunca sobrepasando el perímetro de la urbe. Todas tan necesitadas de un rayo de sol, de una sonrisa...

1 comentario:

Rodolfo Serrano dijo...

He leido tu blog. Me gusta mucho. Veo que coincidimos en tantas cosas. Gracias por tus palabras. En cuanto legue a Madrid, te agrego. Hay que difundir tus palabras.
Gracias. Y un abrazo